sábado, 19 de mayo de 2007

A modo de disculpa

Algún día tenía que pasar. Y sucedió ayer. Hasta hora, he tratado de mantener una fidelidad casi diaria a esta bitácora. A uno le gusta escribir y, sobre todo, le gusta que lo lean. Son cosas de la vanidad y la pedantería, pero, bueno, uno tan sólo puede convivir con los defectos propios y soportar algunos de los ajenos. No es la primera vez que el Archipiélago no se actualiza en el día. Ha pasado por motivos profesionales o porque estuve de vacaciones. Pero ayer fue diferente. Los imprevistos del día impidieron la actualización. Así que pido disculpas al medio centenar de personas que atracó en esta isla y se encontró las mismas tonterías que el día anterior.
Son las cosas de la vida doméstica, pequeños problemas sin importancia (no te preocupes mami), que te desgobiernan la mañana y te consumen esa media hora en la que ibas a escribir lo que fuese. Y como luego había quedado para grabar para la TPA, y después seguía la agenda, pues uno dejó el Archipiélago como estaba. Y, claro, al llegar de tarde a casa, con la Tila roncando, uno debe dedicarse a mimar lo más hermoso de su vida y dejar el Archipiélago para otro día.
Y, así, se justifican estas disculpas a los posibles lectores.

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