sábado, 21 de abril de 2007

Ufff, menuda presentación

Ya está, pasó lo peor. El niño está bautizado y en la calle. ¡Menuda presentación! Si lo sé no voy. En principio iba todo bien, tranquilo. La señora y la presentadora de lujo, Begoña Camblor, y su compañeo pasaron a buscarme por el periódico e íbamos tranquilos hacia Valdecarzana.
-¿Estás nervioso, Fernando?
-¿Por qué iba a estar nervioso? El libro ya está escrito, lo presento en Avilés y rodeado de mi familia y amigos. Si aparece algún impertinente, seguro que las lleva.
Allá vamos y nos ponemos a esperar. Comienzan a llegar amigos y familiares. Abrazo, besos, comentarios. Algunas fotografías de Marieta para La Voz de Avilés y, menuda sorpresa, Ricardo Solís para La Nueva España y Fernando Robles para La Voz de Asturias, demostrando que aún cabe el fair play en este mundo tan competitivo.
Arranca la presentación. Me tiro de cabeza al guión que llevaba escrito. Empiezo a leer y a recordar a las personas queridas que no están, a los familiares muertos que, en ese momento, están en la sala porque los llevamos en nuestro corazón. Y a llorar como María Magdalena. Númerito sentimental. No me arrepiento de ninguna de esas lágrimas, porque todas eran por personas queridas, pero bueno, ahí quedaron, en el palacio de Valdecarzana, huella de unos sentimientos de los que me enorgullezco.
Y, lo demás, fue todo lo previsto en este tipo de saraos. Los editores hablaron maravillas del libro, yo dije maravillas de ellos, y que menos porque son un encanto, y Begoña Camblor diseccionó el libro con precisión científica. Aunque dijo tantas cosas buenas y bonitas que pienso que el ordenador le jugó una mala pasada e imprimió un texto sobre otro autor.
Y ahora a seguir escribiendo. Sin olvidar la promoción de La soledad de los fantasmas de la que daré debida cuenta en este Archipiélago.
Un saludo a todos.
Annie y su chico también aportan su visión del acto, incluso con fotos. Aquí está el enlace

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