viernes, 30 de marzo de 2007

Gracias, TVE

Ni de Juana Chaos, ni las conversaciones con ETA, ni la financiación autonómica, ni el terrorismo islamista.
Ni el proceso de construcción europea, ni el problema del calentamiento global, ni el desarrollo de África, ni la paz en Oriente Medio, el desarrollo nuclear de Irán o Corea, la guerra de Irak o el peso económico de China.
Ni el modelo energético de España, ni la relación Rusia-Europa, ni la transición a la democracia de Cuba, ni la relación con Iberoamérica o el futuro del Sáhara.
Ni el desarrollo de la Ley de Dependencia, el establecimiento de nuevas libertades civiles, la gestión del sistema nacional de salud o las pensiones...
El gran problema de España es que el presidente del Gobierno no conoce el precio de un café. Perdón, el precio de un café en una ciudad media, porque en Figueres lo ponen a 80 céntimos y creo que también en la ciudad de Elche. En la Junta General del Principado lo pagan a 65 céntimos y, si pasa por la máquina de mi oficina abonará 30 céntimos.
Ese es el gran problema de España.
Si vive en un palacio, está rodeado de asesores, consejeros, ministros, guardas de seguridad y pelotas varios. Hoy desayuna en Bruselas, intenta almorzar con Merkel y, por la tarde, despacha con Caldera para arreglar algunas cosillas. Con esta agenda, más que el precio del café, debería preocuparnos lo que hace ese sujeto para que podamos pagar nosotros nuestro café, o que no suba más allá del euro, o el euro con cinco céntimos, que abonamos religiosamente.
De todos modos, gracias, TVE por añadir una nueva preocupación a nuestra lista: el precio del café.

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