miércoles, 31 de enero de 2007

Metabitácora (2)

Apenas he cumplido un mes de esta bitácora y ya me han entrado las ganas de apretar el botón que indica: suprimir este blog. Van un par de tentaciones. No creo que este Archipiélago cumpla el año antes de ser devorado por una maremoto de malos pensamientos.
Cuando no ha sido me sorpresa al leer comentarios que, poco menos, que me invitan a despellejar a compañeros con los que tomo vinos y sólo nos separan diferencias ideológicas, me he encontrado con mis carencias a la hora de describir algunos temas. Luego vienen las malas lecturas, aunque ya contaba con ellas. Pero me sorprende (este apunte estará lleno de sorpresas) aquellos que toman las bromas por veras. Y me alucina que Tilina despierte menos interés que la lista del PSOE o mi experiencia asiática. ¡Con lo aburridos que son los políticos y lo buena que ye mi Tilina!
Y también está mi torpeza informática, que me impide meter los enlaces que me apetece y responder a su debido tiempo. Y, así, por ejemplo, Victor que tenía identificado se ve aludido por un mensaje que iba para otra lector y mosqueo a una persona que aprecio.
No faltan los buenos consejos de siempre: tenías que ser anónimo, que eso de defender la libertad de expresión está muy bien para los pedrojotas, pero no para un periodista de pueblo. O, para un pueblo, a secas. Y, ahora, ya se forman sobre el Gorfolí las brumas de las amenazas y presiones de algunos.
Llueve, hace frío, los tipos de interés suben. No sé que haré. Puede que apriete el botón de suprimir este Archipiélago por propia voluntad, puede que me lo hagan apretar. En el primer caso, depositad un ramo de madreselva por esta bitácora allá donde os plazca. En el segundo, Kirov recibirá una carta, como en las películas, con todo lo que se debe saber. Y que él decidida.
Buenas noches y buena suerte.

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