domingo, 14 de octubre de 2007

El capellán de la muerte

Esta semana hemos conocido una noticia que en Argentina hacía justicia a las víctimas de la represión política durante la dictadura y a sus familias. Christian von Wermich era condenado a cadena perpetua por su complicidad con los crímenes. Se trata de un sacerdote presente en los centros de tortura y exterminio de la dictadura. Allí se acercaba a las víctimas y trata de consolarles, aconsejándoles que delatasen a sus compañeros para evitar sufrimientos propios y extenderlos a otras personas. También confesaba a los torturadores, a los que aún tenían conciencia y les dolían sus crímenes. Aliviaba su dolor espiritual antes de seguir la tortura, obviando que la confesión verdadera obliga al arrepentimiento. Uno no puede pedir a Dios perdón por robar pensando en volver a meter la mano en el cepillo. La confesión nos pone el contador de pecados a cero con el ánimo de no volver a incrementarlo. Otra cosa es nuestra naturaleza e inclinaciones. Pero de ahí a confesarse sabiendo que, en cinco minutos, se volvería a romper huesos, matar o violar...
Christian von Wermich acudió al juicio vestido con su cleriman, su alzacuellos, orgulloso de su condición de vicario de Cristo, aunque traicionase tanto su mensaje. La Iglesia argentina levanta ahora su voz para pedir perdón y a anunciar que se revisará la condición del sacerdote a la luz del derecho canónico. En su visita a los campos de exterminio nazis, el papa Benedicto XVI se preguntaba por donde estaba Dios en esos momentos, cómo habíamos, nosotros, la humanidad, podido caer tan bajo. Supongo que será la misma pregunta que se hacen muchos católicos argentinos, la misma que nos hacemos a otro del charco. ¿Por qué Dios no concedió valor a su Iglesia en ese momento para denunciar la barbarie y dejo esa nave sólo al aliento del espíritu humano, tan débil y tan sumiso al poderoso?

9 comentarios:

  1. Un clasico de la informacion es decir que la noticia es cuando el hombre muerde al perro.
    Eso es lo que sucede con Christian von Wernich. Hoy el diario El Mundo titula en su portada "El cura argentino que mataba comunistas". Eso sí es noticia.
    Si hablasemos por el contrario de un comunista que asesina sacerdotes no sería noticia, y por tanto no aparecería en ninguna portada.

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  2. Si bien puedo respetar la anterior opinión,como persona creyente apunto:un cura nunca debe por acción u omisión atentar contra la vida.

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  3. Luis.

    ¿Y...? ¿A qué conclusión se llega con ese comentario?

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  4. Luis tiene razon: es noticia porque se trata de un cura el que mata.
    Nadie debe matar, sea cura, o sea comunista. No entiendo por tanto el comentario de la costilla.
    En España tenemos comunistas, aun en libertad, que han matado curas. Uno de ellos es el conocido como "Carrillo".
    ¿Que pasaria si un tribunal decidiese juzgar a Carrillo por matar, presuntamente, curas? Seguramente que se trataria de un juez fascista, por lo menos.
    Entiendo totalmente lo que nos dice Luis: parece que muchos despues de haber acometido demasiadas atrocidades contra la Iglesia han creido encontrar en este cura asesino la excusa a sus acciones.

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  5. La noticia hubiese sido noticia como tal. Es una condena a una persona por participar en un genocidio. Y tiene el agravente de ser un sacerdote.

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  6. "Ama a Dios y jode al prójimo" y si además con sólo arrepentirse el contador se pone a cero, ¡menudo chollo tienen algunos llamados cristinos, el dato de que sean curas o fontaneros no importa. En los momentos conflictivos luce lo mejor y peor del ser humano. Mi condena a tanta falsedad.

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  7. Anónimo no se que formación espiritual tienes,pero me parece que hablas de oídas.Relájaros ateos y agnósticos,llegará vuestra hora....de reinar....y está cerca....zapatero dixit.

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  8. Tienes razón hablo de oidas y de toda la formación que transmiten los demás sentidos, es decir como tu. Todo mi respeto hacia aquellos que viven, tb con respeto, de acuerdo con sus creencias religiosas, y repito mi repulsa hacia la falsedad y maldad que esconden algunos bajo la palabra de Dios.
    Y por último, querida ¿qué demonios tiene que ver la política con lo que he dicho?, que manía con ponerle etiquetas a todo.
    No obstante pido disculpas si he ofendido con mis palabras a alguién, lo cierto es que nadie me ha invitado a este entierro, mejor me voy a otra cosa.

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  9. Me sorprende la sensibilidad de este último anónimo... Si otros hubieses marchado a la primera discrepancia, reproche o frase de mal gusto este Archipiélago sería ya la Atlántida hace muchos meses.

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