El desarrollo de Asturias sin fondos estructurales, un gobierno autonómico sin presupuestos, la financiación de las administraciones locales, el colapso demográfico de la región, el impulso del sector energético, el futuro del sector naval, el riesgo de desaparecer del sector pesquero, la despoblación de las zonas rurales y el riesgo de catástrofe ecológica en el campo, la sostenibilidad del sistema sanitario, la aplicación de la Ley de la Dependencia, el envejecimiento de la población...
No está mal la agenda política asturiana. Aunque, a la hora de la verdad, lo que más preocupa a nuestros políticos es el traslado de Oviedo a Gijón del Instituto de la Mujer y si en Oviedo hay más turistas de congresos que en Gijón o viceversa.
¡Menuda banda!
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