jueves, 11 de enero de 2007

Prensa local

La mayor parte de la prensa que se hace en España es prensa local y, no dudo en afirmarlo, prensa de buena calidad. Pero no quiero caer en el corporativismo barato y debemos reconocer que, en ocasiones, cometemos errores que sólo son responsabilidad nuestra, de nuestra forma de trabajo, de olvidar los principios éticos que sostienen esta profesión tan maravillosa. Tal vez debemos, yo el primero, comenzar a decir no, no a algunas personas, a algunas fuentes; recordar los criterios profesionales que alguna vez escuchamos en la Facultad.
Los periodistas solemos quejarnos del intrusismo, de que la constitución de la licenciatura, aun siendo un logro histórico, no frenó el poder de las empresas para decir en la práctica quien puede ejercer. Como si con comprar un bajo y acondicionarlo fuese suficiente para abrir una farmacia.
Debemos luchar contra el intrusismo de varias maneras, pero una de las más eficaces es recordando y convirtiendo en realidad los principios éticos de esta profesión.

3 comentarios:

  1. Es lo que Luis M. Linde ha llamado "mafiosidad democrática" en un artículo reciente: "La protección mafiosa proporciona ámbitos de impunidad, desigualdad y privilegio para los clientes, amigos y cómplices a expensas de los demás".
    La insinuación de Jiménez Losantos se aprovecha de los inmigrantes, uno de los eslabones más débiles de la sociedad, para someterlos a los intereses políticos y partidistas.
    Va más allá de la discusión sobre el lema y de las peticiones de colectivos como el Foro Ermua.
    Las discusiones entre partidos, colectivos, sindicatos, etc. no pueden llegar nunca a la coacción a las personas, independientemente de quién tenga razón o de la discusión política legítima.
    De lo contrario tendremos a un lado el enemigo terrorista y al otro al mafioso.
    El estado del bienestar convertido en estado benefactor por la apropiación partidista del poder. Un mal demasiado extendido.
    "Un elemento crucial de mafiosidad en los sistemas democráticos es la existencia de medios de comunicación objeto de protección especial que, a su vez, «compran» esta protección protegiendo al poder contra sus adversarios".
    La descripción de Linde es un traje a la medida para Jiménez Losantos. O al menos la vestidura de sus proclamas.
    Precisa Linde: "Los poderes económicos del Estado benefactor e intervencionista son un campo enormemente propicio para el establecimiento de relaciones de protección, impunidad y privilegio".
    Es la sombra de la sospecha que Jiménez Losantos ha lanzado sobre los poderes autonómicos del PP.
    Una sospecha y unas amenazas insoportables en un estado democrático.
    La crispación sigue yendo demasiado lejos.

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  2. Diarios aburridos e iguales

    Uno de los grandes problemas de los diarios españoles es su similitud: en contenidos, en estilo, en diseño, en enfoque. El aburrimiento es una de las causas del abandono de la lectura de diarios.
    El otro gran problema es que muchos diarios siguen informando de cosas que importan poco a la mayoría de la gente. Y lo que es peor: informan con el mismo formato y el mismo estilo. Hay mucho texto y espacio para temas poco atractivos para la lectura y se apuesta poco por otros quizá menos relevantes pero más gratos de leer.
    El auténtico problema de los diarios no es la competencia de otros medios, ni siquiera que esa competencia sea más atractiva visual y tecnológicamente. El verdadero problema es la falta de interés de los lectores por una oferta muy semejante entre diarios y con el resto de los medios.
    El desafío es acabar con la redundancia.

    Juan Luis Cebrián, consejero delegado de Prisa y fundador de El País, aludió a estos problemas en su discurso de toma de posesión como nuevo presidente de la Asociación de Editores Españoles (AEDE).
    Pero el mensaje queda ahogado por otros argumentos recurrentes: internet, los gratuitos, los jóvenes no leen… con mayor o menor incidencia en el descenso de la lectura.
    Los diarios tienen la manía de buscar las causas de sus males casi siempre fuera de ellos.
    Las únicas diferencias apreciables entre la mayoría de los diarios españoles son la ideológica y el ámbito geográfico (nacional o local). En contenidos, diseño y estilo, no hay nada tan poco sugerente como el mostrador de diarios de un kiosco.
    Si se analiza a fondo el resto de los medios se verá que crecen más los que plantean una oferta distinta, más personalizada (internet, televisión de pago) o cómoda (gratuitos, radio) y adecuada a los hábitos de los ciudadanos.
    En la era de la saturación, la diferencia es un valor fundamental. Esa diferencia está a menudo ahogada en los diarios por la pesada maquinaria de las redacciones, las jefaturas incompetentes o miedosas, la empatía con las fuentes en lugar de con el lector y la escasez de recursos informativos (profesionales y materiales).

    ¿Por qué son tan iguales los diarios españoles?
    1 | Paisitis :: El País fue el gran diario de la transición y alcanzó un puesto de honor no sólo en el mercado, sino también entre los profesionales. La escasa movilidad, el desconocimiento y falta de desarrollo de otros modelos mantienen a muchos periodistas aferrados a un solo paradigma más coincidente con su experiencia vital que con una reflexión profesional.
    Sólo la prensa deportiva, los gratuitos y algunos diarios se han liberado de ese patrón en los últimos 25 años.

    2 | Falta de recursos :: El periodismo sufre cuando está aferrado a una mesa y un teléfono. La mayoría de las informaciones no se pueden cubrir de esa forma. Se pueden dar las noticias de la agenda común, pero no contar las historias ni descubrir lo que no se sabe.
    La escasez de profesionales y la falta de recursos –documentales e imaginativos– condenan a una gran parte de la información a la nimiedad del comunicado y la rueda de prensa.
    A fuente única, única versión y aburrimiento del lector.

    3 | La igualdad como patrón :: En la mayoría de las redacciones españolas se trabaja con la presión de salir al día siguiente con lo mismo que los demás. Repetir y machacar sobre lo dicho. Hay miedo a no publicar, a no destacar lo mismo que los otros. La diferencia produce pavor. Un déficit terrible de confianza hace que la igualdad se convierta en valor máximo.
    Cuando un reportero llega con una noticia propia, no reflejada en el teletipo, la respuesta más común es la desconfianza. No se premia la diferencia, se confía poco en los profesionales.
    Cualquier apuesta diferente es sospechosa, por rutina, falta de imaginación o incompetencia.

    4 | Periodismo rutinario :: Cuesta salir del carril y enfocar las noticias de otra forma. Patear la pirámide invertida, la tiranía del entrecomillado y de la cascada de datos. La esclerosis atenaza el estilo, los formatos y los contenidos. Todo es monocorde.
    Cada diario trabaja como una cadena de producción, con formatos –materiales y mentales– preasignados. Salir requiere genio e imaginación, a menudo dormidos o en coma, especialmente entre los directores, que hablan demasiado con las fuentes y poco con su gente y con sus lectores normales, los que pagan el periódico de su bolsillo y no son fuentes habituales. Los cuadros medios están demasiado pendientes del director, del cierre de páginas y poco de las historias.

    Los nuevos medios que triunfan en España: gratuitos y webs, se acercan a la información con otra mirada.
    Los gratuitos han desarrollado una fórmula informativa compacta y cercana al lector. El menú principal de noticias es digerible en poco tiempo: menos declaraciones redundantes, menos reflexiones vacías, menos datos superfluos: la potencia de las cinco uve dobles y fin.
    La sexta uve doble, el porqué, queda también para otros medios. Son conscientes de sus limitaciones.
    Han acercado los criterios a las preocupaciones más cotidianas y apostado por información más cercana al lector: compárense las portadas de los de pago y los gratuitos.

    Internet ha permitido que cada gusto y cada interés informativo tenga su fuente y su menú, construido a la medida. En esos sitios las informaciones se tratan con estilos y características distintas a las tradicionales: multimedia, blogs, profundización, contextualización, interactividad, etc.
    Domina la empatía entre autor y lector: ése es el gran triunfo de los blogs.

    Quizá los diarios deberían pensar menos en qué hacen los otros medios y comenzar a pensar sin clichés en cómo mejorar.
    Algunas claves:
    :: los diarios no son un medio de comunicación de masas, sino un soporte exigente para lectores exigentes;
    :: la calidad es rentable y la influencia social (ver las teorías de Phil Meyer al respecto) sólo se consigue a través de ella;
    :: los lectores inteligentes demandan productos a su altura: creatividad, audacia, otra mirada a lo obvio;
    :: la diferencia es un valor: un diario debe decidir si quiere ser un commodity o un artículo de valor añadido;
    :: invertir en inteligencia es asumir problemas y trabajar para el futuro, preferir esa incertidumbre a la previsibilidad de la rutina asumida y no cuestionada.

    Los diarios de calidad británicos están revisando su tradicionalísima identificación de tamaño y seriedad para lanzar ediciones en tabloide (The Independent fue el primero y The Times le seguirá el miércoles).
    El tamaño importa. Las ideas también.
    La prensa española hizo su gran catársis con el diseño periodístico. Falta la revolución de los contenidos y el estilo.

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  3. La falta de autoestima, el intrusismo, la precariedad laboral y la ausencia de códigos éticos eran los principales talones de aquiles de la profesión periodística, según valoración de los propios profesionales, hace un año. Este viernes, la APM presenta el último informe al respecto. ¿Cómo ha cambiado la situación en este período de tiempo?

    A lo largo de este último año muchos han comentado lo perjudicial que resulta que la crispación vaya en aumento en los medios de comunicación, más centrados en sus propias guerras mediáticas que en cumplir con su deber de informar al ciudadano. No pasan desapercibidos nombres como el de Federico Jiménez Losantos, a quien políticos y periodistas han apuntado en numerosas ocasiones directamente con el dedo, como principal causante de este ambiente mediático -y, por ende, social- hostil.

    Periodista Digital se ha interesado por la opinión de algunos de los más renombrados profesionales de diferentes ideologías y soportes mediáticos sobre el talón de aquiles de la profesión:

    Fernando González Urbaneja (FAPE): "La morralla televisiva como el Tomate, cogiendo la bandera del periodismo, hacen esas guarrerías"

    En este último informe, mucho más completo que el anterior, se ha hecho una serie larga sobre credibilidad. Además, insistí en la importancia de lo cuantitativo.

    El mayor problema de la profesión no es la precariedad, que sí es lo que más preocupa, por otro lado. Sin embargo, lo más importante es la pérdida de protagonismo y de interés por los lectores. Si existiera una buena práctica del periodismo los demás problemas se resolverían.

    Por otro lado, hay mucho tópico sobre el periodismo, como somos muy individualistas y nada asociativos, cuando ocurre precisamente lo contrario.

    Para la mala imagen de la profesión periodística existen dos explicaciones:

    1.- En primer lugar la imagen horrible de la morralla televisiva como el Tomate, con presuntos periodistas que, cogiendo la bandera del periodismo y de la libertad de expresión hacen esas guarrerías. Desde la profesión no paran de llegar peticiones de que se excluya a esa gente del "club".

    2.- En segundo lugar, el alineamiento político ha llegado a tal punto que la radio, que siempre ha sido uno de los medios más fiables, haya sufrido una importante pérdida de credibilidad. Se hace mucho periodismo de partido.

    Juan Pedro Valentín: "Se incide más en una postura política que en el ejercicio real del periodismo"

    Lo peor de la profesión actualmente es la identificación de los periodistas con los partidos políticos y la poca distancia existentes enter ellos. Ocurre que los medios se han convertido en portavoces de determinados partidos políticos, y nos hemos acostumbrado a que eso sea lo habitual.

    Por otro lado, por supuesto, la precarización, que no va a peor, pero es una constante que no cambia.

    Hay ahora mismo un bajísimo interés informativo por parte del ciudadano, que busca más el entretenimiento que la información, probablemente por el bombardeo de información que existe ahora mismo, que hace que ya no se interesen por buscar más datos, porque llega por todos lados.

    Hemos cometido muchos errores, como el poco rigor informativo, dando por hecho que lo que nos cuentan es la información en sí, y no yendo más allá.

    Nos hemos preocupado poco por lo que aprendimos en la universidad. Hay que ser más juicioso a la hora de valorar la información, y los medios son demasiado opinativos. Se incide más en una postura política que en el ejercicio real del periodismo. Esto hace que el ciudadano se sienta perdido ante las diferentes opciones, y que se refugie en el medio que le dé la razón. Yo diría que estamos haciendo un periodismo de reafirmación.

    Analizando los males propios de cada medios:

    -En televisión se tiende demasiado al espectáculo, que es lo que mejor funciona.

    -En la radio funciona que el que más se radicaliza, más audiencia tiene.

    -En los periódicos el problema está en el boom de los digitales y la poca fidelización, por tanto se tiende también a las posturas extremas.

    -Y en Internet el mayor problema está en que muchos medios publican rumores, que antes se quedaban en la redacción, no se publicaban, pero ahora gracias al anonimato de este medio se publican impunemente, haciendo que se pierda credibilidad
    .



    José Antonio Vera (La Razón): "Algunos medios compran la información como una mercancía"

    Hay determinados comportamientos frívolos que no se ajustan con el ejercicio del periodismo. Pero no creo que eso sea grave, aunque sí sirve como autocrítica para el proceso diario de información.

    Por otro lado no hay que olvidar la precariedad y el intrusismo, que es mucho hay una tendencia al amarillismo que hace que algunos traten la información como una mercancía, comprando y vendiendo información, en lugar de buscarla como un buen periodista debería hacerlo. Y eso nos perjudica a todos.

    Fernando Jáuregui (Diario Crítico): "No puede ser que haya "micrófonos beatificados" que decidan por donde tiene que salir el sol cada día"

    El problema es que el periodismo en España todavía no ha hecho la transición. la han hecho los militares, lo políticos... pero los periodistas no. Siguen anclados en viejas fórmulas, cuando la mayor revolución que estamos viviendo está en el campo de la comunicación.

    Por otro lado, hay una tomadura de pelo constante por parte de los poderes públicos hacia los periodistas. ¿Qué es esto de hacer ruedas de prensa sin preguntas? Y la guerra de los vídeos. Al fin y al cabo es todo una cuestión mediática.

    Se tiene poquísimo respeto a los informadores. Me refiero a los poderes de todo tipo: económico, político, social... Claro, que tampoco los periodistas nos hacemos respetar, porque tendríamos que levantarnos todos e irnos la próxima vez que hubiera una rueda de prensa sin preguntas.

    La mala imagen de la profesión es, seguramente, también por nuestra culpa. No puede ser que haya "micrófonos beatificados" que decidan por donde tiene que salir el sol cada día. O que no se pueda hablar de determinadas empresas desde determinados medios.

    Además, no sólo hay ruedas de prensa en las que no se permite hacer preguntas. Es que hay muchas ruedas de prensa en las que los periodistas no preguntan porque no quieren. la rueda de prensa está muerta. Ya no ponemos al "convocante" de la rueda de prensa en un aprieto, que es lo que tenemos que hacer. Nos hemos olvidado de que la noticia es aquello que no se quiere que se publique, y diariamente ocurre que en los medios es noticia precisamente lo que el poder quiere que se publique: comunicados de prensa, informes y vídeos.

    Enrique Montánchez: "La prensa del corazón ha deteriorado en los últimos años la imagen del periodismo"

    Los principales problemas son la precariedad y la politización. Lo primero porque los sueldos siguen a la baja, y se explotan los horarios al máximo, y lo segundo porque hace años los medios eran mucho más plurales. Ahora están mucho más concentrados -salvo los digitales- y politizados.

    La profesión periodística se ha deteriorado los últimos años por la prensa del corazón, sobre todo en televisión. Salvando la gente seria, que también la hay en ese sector.

    Fernando Rayón: "Los periodistas llegan poco preparados a su primer trabajo"

    "La formación de los periodistas es precaria. En otras profesiones los jóvenes que se incorporan vienen con un buen background. En periodismo, desgraciadamente, donde más se aprende es haciendo prácticas, y éstas suelen ser en verano, compaginadas con los estudios...".

    Ismael Nafría (Prisacom): "Se abusa del periodismo de declaraciones"

    "Creo que uno de los principales problemas relacionados con esta mala imagen es la proliferación de un determinado tipo de programas y publicaciones que dicen llamarse periodísticos pero que de periodismo real tienen muy poco, en los que abunda la superficialidad, la falta de respeto a las personas y a la más elemental ética periodística, y que en el fondo no son más que un espectáculo. Creo también que, en general, se abusa del periodismo de declaraciones –se da demasiada importancia a las palabras y, en cambio, se abunda muy poco en los hechos-, y también de tertulias en las que los periodistas participantes ‘saben’ de todo".

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